Domingo
06 de diciembre, segundo domingo de Adviento
Celebración de Adviento en Belén 5/12/2015 - Kairos Palestine |
Para
los cristianos el Adviento es el comienzo del año litúrgico, tiempo
de preparación espiritual, de espera al nacimiento del niño Jesús.
Hoy,
las coordenadas me encuentran aquí, en Tierra Santa, buscando
esperanzada, esperando por nuevos nacimientos, nuevas
transformaciones (personal y colectiva) que nos acerquen más como hombres y mujeres,
entendiendonos como humanidad, como seres privilegiados por el regalo
de vivir, de sentir, de encontrarnos en un abrazo, en una sonrisa, en
la alegría y en el sufrimiento.
Hace
casi una semana llegué a Jerusalén, con todos los sentidos
predispuestos a la experiencia que estaba comenzando, hoy, 5 días
después de haber llegado, creo que ni las noticias, las películas,
las charlas previas, las fotos o los testimonios, habían generado en
mí una idea de lo que sería estar aquí.
El
primer día de la capacitación la consigna fué dibujarnos para
presentarnos en el grupo. Se me ocurrió pegar una foto con la nariz
roja de payasa y dibujarme como pájaro, haciendo alusión a mi apellido (Fogel
= Pájaro), conté sobre mí, lo que me gusta, y una de las cosas que
dije es que amo la libertad, por eso me siento identificada con un
pájaro.
Mi dibujo de presentación, a la izquierda, en amarillo, el pájaro libre |
Crecí en libertad, el lugar donde viví durante mi niñez y
adolescencia no tenía tapiales, no tenía alambres de púa que me
impidieran trasladarme de un lugar a otro. Nunca necesité de mi
documento para moverme de un pueblo a otro. Nunca me detuvieron en la calle por resultar "sospechosa", nunca me revisaron la mochila mientras viajaba en algún colectivo, nunca estuve rodeada por soldados o policías con enormes armas y tratos inhumanos.
A
decir verdad, hasta ese día poco había caminado y sentido las
calles en Jerusalén y alrededores, solo había estado en el hotel.
Durante
la semana caminamos, nos movimos, conocimos Jerusalén, visitamos Belén, Ramallah,
comunidades cristianas, barrios palestinos y barrios judíos.
Mis oídos se fueron acostumbrando a nuevos sonidos, el llamado a la oración utilizado por el Islam desde el minarete, las ambulancias, nuevas palabras en árabe, nuevas palabras en hebreo, las conversaciones en inglés.
Mi cabeza necesitó cambiar el chip, mi cuerpo necesitó concentrarse aquí, mis sentidos se agudizaron.
Muro de separación entre Israel y Cisjordania |
Si
la presentación fuera hoy a ese pájaro que dibujé le agregaría un
muro, un checkpoint, un alambre de púa, soldados y policías, hoy, sinceramente, no puedo sentirme como un pájaro en libertad.
Checkpoint 300 (Separación entre Belén y Jerusalén) |
Mis
sentimientos se fueron modificando con el paso de los días, yo me
fui transformando, mis sentidos están alerta, mi sensibilidad
también.
No
puedo dejar de observar, de sentir, de pensar que estamos aquí por
tres meses, pero esta es la realidad que viven día a día miles y
miles de personas que siguen esperando, que siguen orando, que
esperanzados le piden a su Dios por la libertad, por la vida, por el
derecho humano de vivir en libertad.
El
pasado domingo (29 de noviembre) se cumplió el 68° aniversario de
la resolución 181 de las Naciones Unidas, resolución que decidió
crear un estado judío y otro árabe en la región de Palestina.
Desde
ese momento, diferentes mecanismos operan cada día para hacer
posible la separación. Uno de ellos es el muro que divide a los dos
pueblos.
La
construcción del muro fue aprobado por el gobierno Israelí mientras
corría el año 2002. El muro (vale la aclaración: construcción
ilegal) se trata de un sistema de vallas de hormigón y alambrados
de hasta siete metros de altura que se encuentra intercalado
por torres que sirven al control militar israelí (721 kilómetros de
muro figuran en el proyecto inicial).
Los
palestinos que viven rodeados por el muro, deben obtener un permiso
de las autoridades israelíes para poder pasar cada día de un lado a
otro, y de esta forma tener acceso a los servicios fundamentales de
educación, salud y trabajo (haciendo largas colas para poder pasar).
En
el año 2003 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó una
resolución que instaba a Israel a detener la construcción del muro
y a desmantelar la parte construida por considerarla "ilegal".
A
pesar de las resoluciones y reiterados pedidos de la comunidad
internacional, el muro construido y la parte que resta por construir
siguen vigentes, dividiendo pueblos, separando personas, alejando
historias, empeorando las condiciones de vida de los palestinos, hay
quienes le llaman "Valla de seguridad", otros "Muro de
Cisjordania", o "Muro de segregación racial".
Hoy
no deseo enfocarme en los nombres, deseo enfocarme en lo que este
muro genera en las personas (no olvidemos que los pueblos están
habitados por personas como vos, como yo, por seres humanos).
Hoy,
en este segundo domingo de Adviento necesité un largo rato de
silencio al volver al hotel, cerré los ojos y recorrí cada
sensación vivida hasta aquí, recordé cada rostro, cada relato,
cada imagen, cada sentimiento, lloré, oré, le volvi a pedir a ese
Dios de muchos nombres que nos encuentre y nos prepare
espiritualmente para recibir su nacimiento, pero un nacimiento en
plenitud, donde los derechos humanos no sean violados, donde la
muerte no sea necesaria para que algunas personas vivan, quiera Dios
encontrarnos sinceramente unos minutos, para poder observarnos
interiormente, reflexionar sobre nuestra humanidad, y revisar porque
las personas necesitamos de muros, de barreras, de lineas que dividan
casas, pueblos, cuidades y países, de controles que decidan si
alguien puede pasar o no una línea divisoria.
Hoy
volví a orar, volvi a pedirle a Dios por la humanidad, por el
derecho a movernos en libertad, por el derecho de cada ser humano a
ser libre como un pájaro.
Recordé
un encuentro con mis amigos Vero y Fede, donde me invitaron a conocer
esta maravillosa canción de los uruguayos Nico Arnicho y Edu Pitufo
Lombardo.
Hoy,
en tiempo de Adviento, los invito a ustedes a dejarse llevar por su
música y su profunda letra.
Hasta
los próximos días.
Caminando
las calles de Jerusalén con el chaleco que nos identifica
durante nuestro tiempo aquí (EAPPI)
|
Paula
Fogel
06/12/2015
- Jerusalén
Debe ser toda una experiencia, que como vos bien decís, no se puede ni imaginar, solo si se está allí. Debe haber muchas emociones encontradas, muchas contradicciones, muchas experiencias fuertes y para toda la vida.
ResponderBorrarQue sigas lo mejor posible este camino, esta posibilidad que Dios te dio para ver de más cerca, quizás ayudar, abrir las limitadas percepciones e interpretaciones que tenemos. Hablo desde mi ignorancia y acompaño en oración.
Muy interesante tu experiencia
Muchas bendiciones y que Dios esté muy cerquita de ustedes ;)